Por: Federico Gutiérres Zuluaga
Medellín es una ciudad fascinante. Justamente lo que hace tan valioso nuestro presente es nuestro pasado: después de vivir terribles episodios de miedo y violencia en los años 80 y 90, nuestra sociedad supo reconstruirse y hoy es un referente de transformación para el mundo.
En este camino hemos aprendido acerca de la importancia de alinearnos con la agenda global y de planear los avances en el mediano y largo plazo. Por eso nos hemos pensado en términos de los retos que enfrentamos todas las ciudades del mundo, en la ruta de lo definido en 2015 por 193 líderes del mundo: el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS– que buscan la eliminación de la pobreza extrema, de la desigualdad y la injusticia, y que responden a una agenda de sostenibilidad global.
Como parte de la búsqueda de una ciudad más equitativa e inclusiva, en términos sociales y territoriales, desde el inicio de nuestro Gobierno decidimos incorporar en el Plan de Desarrollo 2016-2019: Medellín Cuenta con Vos, el 70% de los indicadores ODS. No son todos porque hay objetivos que no aplican, como el cuidado de océanos.
Medellín atendió el llamado universal del Programa de las Naciones Unidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad.
Nuestro Plan de Desarrollo constituye el mapa de ruta de la ciudad y cuenta con una agenda de trabajo enfocada en las personas, la prosperidad, la paz, el planeta y las alianzas, los cinco ejes temáticos definidos por la ONU que responden a las tres dimensiones que componen la sostenibilidad: la social, la económica y la ambiental.
El 70 % de los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible están incorporados en el Plan de Desarrollo 2016-2019.
El eje de las personas contempla cinco de los ODS: Fin de la pobreza, Hambre cero, Salud y bienestar, Educación de calidad e Igualdad de género. Hemos tenido avances significativos en este sentido. Por ejemplo, Educación es la línea del Plan de Desarrollo con el mayor presupuesto asignado; esto responde a la convicción y a la necesidad de que los niños cumplan sus sueños en el marco de la legalidad, que sean unos “duros”, pero de la medicina, la ciencia, el arte; que se formen personal y profesionalmente y aporten al desarrollo económico y social de la ciudad.
Entre los principales avances se encuentran el aumento en la cobertura del programa Buen Comienzo, que pasó de 69,2 % en 2015 a 78,7 % en 2017; y la disminución de las tasas de analfabetismo y deserción escolar. Adicionalmente, se evidencia una mejora en los índices de calidad educativa en los colegios; aumentó el número de becas para educación superior; y se destinaron entre 2017 y 2019, 300 becas de maestría para nuestros docentes. Esto sin contar con que la Unesco reconoció a Medellín como Ciudad del Aprendizaje, integrándola a un grupo al que solo pertenecen 14 ciudades latinoamericanas que se destacan por sus esfuerzos para lograr una educación con calidad a lo largo de la vida de sus habitantes.
La meta es que Medellín logre en 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se definieron globalmente, para lo cual se ha construido una agenda de ciudad de la mano del sector privado y la academia.
En el eje de Prosperidad, asociado con el desarrollo económico y al que están vinculados otros cinco ODS: Energía asequible y no contaminante; Trabajo decente y crecimiento económico; Industria, innovación e infraestructura; Reducción de las desigualdades y Ciudades y comunidades sostenibles, la ciudad cuenta con una política pública de desarrollo económico que se sustenta en el conocimiento como punto de partida para la productividad, la generación de empleo y la mejora de nuestra competitividad. Prueba de esto es que la ciudad hoy invierte 2,14 % de su Producto Interno Bruto en actividades de ciencia, tecnología e innovación. Teníamos la meta de llegar al 3 % en 2021, pero muy seguramente la alcanzaremos antes.
En cuanto al eje de Paz, el mundo es testigo de nuestros esfuerzos por superar el pasado y por construir una sociedad justa, incluyente y libre de violencia. Por eso, hemos emprendido una lucha ética en contra de la ilegalidad y de la criminalidad, que viene dando resultados. Sin embargo, estamos convencidos de que la inversión social es clave y que la transformación se logra desde las personas y las familias, por lo que venimos impartiendo, de la mano de mi esposa Margarita, talleres de disciplina positiva y crianza en las zonas más vulnerables de la ciudad.
Esta agenda de sostenibilidad es una oportunidad para articular esfuerzos entre las entidades públicas, privadas y sociedad civil, y de esta manera mejorar la calidad de vida de las personas.
En el eje del Cuidado del planeta, los proyectos de movilidad sostenible son nuestra prioridad porque nos permitirán mejorar la calidad del aire que respiramos. Hemos adelantado en la renovación de vehículos, el ingreso de taxis eléctricos y el primer bus articulado que funciona con energía eléctrica; hemos aumentado el número de ecoestaciones; invertimos más de $ 76.000 millones en la adecuación de ciclorrutas, $ 298.000 millones en el Metrocable Picacho y $ 45.000 millones en los 30 corredores verdes de la ciudad.
En el eje de Alianzas, tenemos claro que son claves para el desarrollo de la ciudad y que deben estar centradas en las necesidades de la población más vulnerable. En los años 2016 y 2017, la Inversión Extranjera Directa sumó USD 583 millones y los recursos por cooperación ascendieron a USD 12,8 millones, se han establecido 10 alianzas de cooperación Sur – Sur y 52 proyectos se han beneficiado de los acuerdos de cooperación internacional.
Sabemos que estos logros son significativos, pero también somos conscientes de que este es un proceso de largo aliento, que se inició en años anteriores y al que nosotros le hemos dado continuidad, pero aún falta mucho por trabajar. No obstante, nos sentimos satisfechos porque cada recurso invertido responde a ese Plan de Desarrollo, ese mapa de ruta que fue trazado con responsabilidad y partiendo del diagnóstico de una ciudad que inició un proceso de transformación, pero que debe seguir trabajando para que los logros se traduzcan en el bienestar de la población.
Contenido de la Revista Link 2018
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