En la celebración del Día de los Corregimientos la Alcaldía de Medellín firmó un convenio con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO, con el fin de fomentar la producción agropecuaria y el desarrollo en los corregimientos San Sebastián de Palmitas, Santa Elena, San Cristóbal, Altavista y San Antonio de Prado.
Gracias al acuerdo, se invertirán $9.192 millones para fortalecer las zonas rurales de Medellín. Los beneficiarios serán 2.800 productores de los cinco corregimientos.
El acuerdo representa recursos por $9.192 millones, de los cuales la Alcaldía de Medellín aporta $6.846 millones y la FAO otros $2.345 millones. Con estos, se beneficiarán por lo menos 2.800 productores de los cinco corregimientos.
“Como estrategia para fortalecer a la ruralidad trabajamos en siete componentes, siete productos que entregará la Organización de las Naciones Unidas para fortalecer la ruralidad de Medellín. Uno de ellos es la caracterización de la población rural: ¿Cuántos campesinos, cuántas familias productoras tenemos en nuestros corregimientos?, y así determinar una gran estrategia para mejorar sus condiciones de vida, para llevar esa oferta institucional que requieren los campesinos y lograr que se queden en el campo y no migren a las ciudades”, afirmó el gerente de Corregimientos, Cristian Sánchez.
El evento contó con la participación de 450 campesinos quienes impulsan la economía en la ruralidad de Medellín. El convenio busca disminuir los actores en la cadena de suministro de alimentos entre la producción y el consumo, lo que se reflejará en el mejoramiento de los ingresos de las familias campesinas.
“Somos el 70 % del territorio de la ciudad y este convenio permite que se fortalezcan las unidades agrícolas familiares y que se potencie la producción campesina y con ello que permanezca la cultura y la economía campesina en nuestra ciudad. Es muy importante que estemos atentos a que este proceso se dé de la mejor forma posible y que realmente sean nuestras campesinas y campesinos quienes se beneficien y sigan cuidando el territorio rural”, expresó Beatriz Álvarez, habitante del corregimiento San Cristóbal.
Durante la ejecución del convenio también se identificarán de manera detallada los niveles de analfabetismo digital de los 2.800 productores de los corregimientos de Medellín. Esta iniciativa, sumada a la extensión del servicio de Internet en las zonas rurales, disminuirá la brecha digital y extenderá beneficios en educación y en conexión a través de plataformas digitales y bancarización de los productores agropecuarios.
De esta manera, se fortalecerán las líneas de financiación de la ruralidad a través de la tracción de recursos, experiencias e iniciativas de cooperación internacional para los procesos agropecuarios. En este aspecto, la FAO, como aliada estratégica, tiene gran experiencia para asesorar y fomentar la inversión porque es la organización a nivel mundial con más experticia e idoneidad en el desarrollo de sistemas agroalimentarios alternativos a los predominantes.
La FAO tiene, además, una amplia red de contactos a nivel nacional e internacional, lo que permite vincular actores de orden departamental (Gobernación de Antioquia), del nivel nacional (Ministerio de Agricultura, Ministerio de Ambiente y Agencia de Desarrollo Rural) y del orden internacional.
“Cada año, la ciudad celebra el Día de los Corregimientos en esta época decembrina y este año es muy especial porque en una alianza con la Alcaldía de Medellín estamos invitándolos a participar en un convenio que hemos denominado Conexión Medellín Rural -COMER. Es así como hemos invitado a grupos musicales, artistas y humoristas para que ustedes, a través de un ejercicio que año tras año se ha celebrado, se conecten más con la ruralidad de Medellín y podamos reivindicar una sola ciudad en el marco de lo que este plan de desarrollo del alcalde Daniel Quintero ha denominado la Ecociudad”, expresó el representante de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Juan Zuluaga.
Inicialmente, el convenio tiene una duración de un año, pero al firmarse, por legislación de Naciones Unidas, puede prolongarse en tiempo y cuantía de acuerdo con los logros que se vayan alcanzando.
De paso, se pondrá en la agenda pública la importancia de la seguridad alimentaria como asunto estratégico de sostenibilidad en el largo plazo en el marco de la pandemia, con la cual se demostró que los canales de abastecimiento no están asegurados.