David Escobar Arango, actual director de Comfama, conoció de cerca la gestión de la Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana -ACI Medellín- desde sus inicios. Cuenta que, en 2004, cuando se desempeñaba como secretario privado del entonces alcalde, Sergio Fajardo, y coordinaba la línea de internacionalización del Plan de Desarrollo, la Agencia apenas se estaba configurando y unas cuantas personas trabajaban desde unos cubículos en el edificio de Empresas Públicas de Medellín desde el final de la administración anterior, pero desde ese tiempo ya se gestaba buena parte de lo que hoy es la entidad. En ese momento –dice– la estrategia era contar sobre Medellín, centrarse en establecer relaciones internacionales, de manera que luego fuera más sencillo atraer inversión, recursos de cooperación, estrechar lazos comerciales y entablar un diálogo cultural.
“La ACI no tenía una actitud soberbia, pero tampoco mendicante […] somos buenos, pero nos falta mucho y tenemos un montón de problemas, pero queremos compartir y aprender”. Subraya que ese rasgo de cultura organizacional de la Agencia permitió que cuando buscara tanto recursos de cooperación como atraer inversión, lo hiciera de una manera horizontal, contando la historia real de Medellín, sin desconocer el pasado, pero también mostrando las fortalezas de la ciudad. “Un discurso sin ganadores ni perdedores, en el que no se quiere traer una empresa para que haga una inversión y después se aburra porque no encuentra lo que esperaba”.
Así, con dignidad, comenzó a trabajar la entidad, a gestionar los primeros recursos y poco a poco ha ido avanzando en lo que David Escobar considera la tarea más importante: “La apertura mental y espiritual de los antioqueños”. Ocuparse de este asunto –insiste– constituye el papel esencial de la Agencia, pero también su gran reto: trabajar para que en esta sociedad se dé una mayor apertura mental, pues aunque cuenta con valores muy positivos, como el emprendimiento, la resiliencia y la capacidad de sobreponerse ante la adversidad, tradicionalmente Antioquia no ha estado muy abierta ni a la inmigración ni a las culturas del mundo. “Yo diría que no ha sido una sociedad internacionalista, aun en los años recientes”, resalta.
Reconocerse y promover la diversidad
“Quiero que las culturas de todas las tierras del mundo soplen con libertad absoluta a través de mi casa. Pero me niego a ser barrido por cualquiera de ellas”, es una de las frases de Mahatma Gandhi, que cita el antropólogo y escritor Wade Davis en uno de sus libros y que David Escobar retoma para explicar la necesidad de seguir trabajando en un pensamiento global que conduzca a la ciudad, a las empresas y a la población a un proceso de internacionalización, sin que ello signifique sacrificar la identidad. Su argumento parte del hecho de que al conocer otras culturas, se reconoce y se entiende la propia y esto permite construir una sociedad en la que participen activamente inmigrantes, personas que vengan de otras geografías a estudiar en las universidades locales, a hacer negocios, a trabajar o hacer pasantías en las compañías. “Qué bueno que las empresas de Antioquia, las que nos han hecho lo que somos, dijeran: en mi comité directivo hay un europeo o un brasileño […] Creo que parte de la riqueza futura de esta sociedad nuestra está en abrazar y promover la diversidad”.
Ahora que está del lado del sector privado, que conoce las necesidades de las empresas de Antioquia, cree que esta tarea no es solo de la ACI Medellín, ni de la Alcaldía, sugiere que lo público y lo privado, las entidades sociales y la academia aúnen esfuerzos, de manera que los resultados se obtengan más fácilmente. Incluso, va más lejos y sugiere que la Agencia también tenga presencia de la academia, el sector privado y las organizaciones sociales, no es otra cosa que “preservar esos rasgos que nos hicieron únicos desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, lo que nos ayudó a sobrevivir a la crisis más profunda de las décadas de 1980 y 1990”, concluye.
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