Hace 25 años fuimos la ciudad más violenta del mundo. Hoy somos un referente de transformación. Nuestra gente se apropió de sus territorios, y gracias a un trabajo articulado entre todos los sectores de la sociedad -Incluyendo organismos como la ACI- hemos alcanzado una ciudad que nos llena de orgullo.

Medellín es protagonista del más grandioso proceso de transformación. Reconocemos nuestro pasado, pero miramos con convicción hacia el futuro. Sabemos que hemos recorrido un largo camino, pero sobre todo somos conscientes de que queda mucho por hacer. Vivimos una de las migraciones del campo a la ciudad más importantes del país y una violencia que pocos lugares en el mundo han experimentado. Pero esa historia nos hizo fuertes y es la que nos permite construir nuestro presente y soñar con un futuro en el que toda nuestra gente tenga las garantías necesarias para llevar una vida feliz.

Somos una ciudad de posibilidades infinitas que reafirma el compromiso de llegar lejos con la participación de los ciudadanos, de las instituciones públicas, la empresa privada y las universidades. De la mano de organismos como la Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana –ACI Medellín– hemos creado puentes, hemos construido relaciones, hemos gestionado procesos de cooperación para apoyar la ejecución del Plan de Desarrollo y hemos contado nuestra propia historia de esperanza, pujanza y resiliencia.

Hoy seguimos trabajando por una Medellín segura, competitiva, innovadora, sostenible y apta para los negocios, y para lograrlo trabajamos en un modelo de gestión pública basado en la confianza ciudadana. Una ciudad en la que podemos confiar es una ciudad que funciona porque cada quien da lo que le corresponde y recibe lo que espera. En este proceso, construimos una visión de largo plazo, asumimos riesgos y transformamos los territorios para el bienestar de la gente.

Se trata, esencialmente, de impactar de manera positiva las vidas de las comunidades. Por eso nos hemos propuesto llevar a cabo el Plan Maestro del Centro, que tiene componentes ambientales y de urbanismo fundamentales para recuperar este gran espacio de ciudad. Asimismo, el proyecto del Metrocable de Picacho nos permitirá conectar la población de la ladera nororiental con el resto de la ciudad en menor tiempo y por menos dinero del que invierten ahora. Además, nuestra estrategia integral de seguridad y convivencia nos permite garantizar la tranquilidad de nuestra gente. A esta apuesta se suman los esfuerzos que hemos hecho en materia de educación y empleo: 1.441 niños que estaban desescolarizados volvieron a estudiar; otorgaremos 10.000 becas de educación superior, una oferta construida de la mano del sector privado para garantizar pertinencia; y hemos llevado la oferta institucional de empleo a los barrios de la ciudad, impactando más de 70.000 personas.

En Medellín buscamos ser un motor que impulse el crecimiento del país y esperamos que caminando juntos, como lo hemos hecho en estos primeros 15 años de la ACI Medellín, continuemos mejorando los índices de desarrollo humano de nuestros ciudadanos gracias a la unión de voluntades y a la visita de representantes y ejecutivos internacionales que viven y sienten nuestro cambio para contarlo al mundo.

“Si tenemos una ciudad en la que podemos confiar, tenemos una ciudad que funciona porque cada quien da lo que le corresponde y recibe lo que espera”.

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